Cuando escuchamos violencia digital, muchas personas pensamos automáticamente en memes, comentarios hirientes o ciberacoso entre adolescentes. Pero la realidad es que la violencia digital transciende la pantalla y afecta la vida de las personas: su salud mental, su seguridad, sus relaciones e incluso su vida laboral.
No solo se trata de insultos en redes sociales; se trata de un conjunto de conductas que utilizan la tecnología para ejercer control, dañar o intimidar a otros. Y aunque ocurra en un entorno virtual, las consecuencias son completamente reales.
¿Sabías que 1 de cada 3 personas en Latinoamérica ha sufrido algún tipo de Violencia Digital? La mayoría de estas victimas son mujeres.
Esto nos recuerda que la Violencia Digital no es un problema exclusivo de ciertos sectores, es un fenómeno que a traviesa fronteras, edades y profesiones.
La violencia digital es cualquier acto de agresión, control o daño que ocurre a través de medios tecnológicos como redes sociales, correo electrónico, aplicaciones de mensajería, plataformas laborales o incluso videojuegos en línea.
No solo se trata de pasar tiempo en internet, sino de como se usan esas herramientas para afectar la vida de alguien.
La violencia digital no solo ocurre en línea, sus consecuencias son reales y profundas. No subestimemos su impacto:
No se trata de tener miedo a navegar por internet, sino de aprender a cuidarte y protegerte.
La violencia digital no se borra con un clic. Reconocerla, prevenirla y acompañar a quienes la sufren es responsabilidad de todos.
Hablar de estos temas nos permite construir un internet más seguro, empático y consciente.
Porque internet puede ser un lugar de encuentro, aprendizaje y comunidad, pero solo si lo habitamos con responsabilidad.
¿Qué acciones concretas podemos tomar desde nuestros espacios para que la violencia digital deje de normalizarse?