En el día de la fecha, fue publicada una nota en el portal elmundo.es en la cual se refleja el punto de vista de Isaac Ben-Israel sobre la ciberguerra, su desarrollo, los desafíos actuales y los riesgos emergentes, incluyendo su estrecha relación con la inteligencia artificial (IA).
Para poner en contexto, Isaac Ben-Israel es ex-general de la Fuerza Aérea Israelí, exdirector de Investigación y Desarrollo militar, y actual director del Centro de Ciencia, Tecnología y Seguridad de la Universidad de Tel Aviv. Además, es ampliamente considerado el principal arquitecto del ecosistema de ciberseguridad israelí.
Si bien la ciberguerra fue durante años una posibilidad latente y un secreto a voces, fue la operación ejecutada en 2010 contra las centrifugadoras de la planta nuclear iraní de Natanz —mediante el uso del virus informático Stuxnet, atribuido al Mossad y a Estados Unidos— la que marcó un punto de inflexión. A partir de ese momento, el uso de armas cibernéticas dejó de ser teoría y pasó a ser realidad.
Desde entonces, la ciberseguridad adquirió un rol vital en las agendas de defensa y seguridad nacional. En ese mismo año, a Isaac Ben-Israel le fue encomendada la misión de conformar un grupo de trabajo para estimar las amenazas que enfrentaría Israel en el ciberespacio, proponer soluciones y priorizarlas estratégicamente. El objetivo era claro: elaborar en cinco años un Plan Nacional de Desarrollo de Ciberseguridad. Esta estrategia posicionó a Israel como una potencia mundial en la materia, y consolidó la figura de Ben-Israel como “el padre de la ciberseguridad israelí”.
En la entrevista mencionada, el profesor Ben-Israel reflexiona sobre diversos aspectos de la ciberseguridad contemporánea, entre ellos los siguientes.
Ben-Israel destaca una verdad fundamental de la ciberseguridad: el atacante siempre tiene ventaja, porque solo necesita encontrar una única vulnerabilidad para ingresar al sistema. En cambio, el defensor debe proteger todos los flancos posibles. Esta asimetría obliga a contar con defensas profundas y en capas, y a mantenerse siempre actualizado ante nuevas técnicas de intrusión.
Hace una analogía con la seguridad doméstica: así como hoy en día es común tener cámaras y sensores en el hogar, las infraestructuras nacionales deben estar fuertemente protegidas para resistir no solo a hackers individuales sino a agencias estatales con vastos recursos.
El origen de la ciberguerra, según Ben-Israel, se remonta a los años 80, cuando países como EE.UU., Francia, Israel y la URSS comenzaron a desarrollar capacidades tecnológicas secretas destinadas a infiltrarse en sistemas informáticos enemigos para obtener información. El espionaje pasó de interceptar comunicaciones a manipular datos directamente dentro de sistemas computarizados.
A medida que las infraestructuras civiles se informatizaron —como centrales eléctricas, redes telefónicas y sistemas de transporte—, estas se volvieron también objetivos potenciales. El ejemplo más claro es el control computarizado de turbinas: un atacante que logra acceso al sistema puede manipular parámetros críticos, como la cantidad de combustible, causando parálisis o daño físico.
Ben-Israel recurre al ejemplo del ataque cibernético ruso contra Ucrania, que provocó cortes eléctricos en la región occidental del país. Explica que estos ataques requieren preparación, tiempo y conocimiento previo del sistema objetivo. En una guerra dinámica como la que enfrenta Ucrania, la planificación detallada pierde efectividad si el adversario cambia la configuración de sus defensas.
También menciona el ataque con Stuxnet a la central iraní de enriquecimiento de uranio en Natanz como el caso más emblemático de ciberguerra ofensiva. Este virus informático, desarrollado presuntamente por EE.UU. e Israel, saboteó centrifugadoras nucleares provocando fallas mecánicas sin ser detectado de inmediato. Para muchos, fue la primera demostración pública del potencial destructivo de un ciberataque silencioso pero letal.
Israel es hoy uno de los cinco principales actores mundiales en ciberseguridad, junto a EE.UU., Francia, Rusia y Reino Unido. Su éxito se debe en gran parte a la visión anticipada de Ben-Israel, quien ya en 1999 advirtió que la ventaja tecnológica de Israel podía convertirse en una debilidad si no se construían defensas robustas. Siendo un país altamente digitalizado, cualquier ataque podía tener consecuencias devastadoras.
Por ello, en 2002 Israel estableció defensas para infraestructuras críticas y en 2011, bajo encargo del entonces primer ministro Benjamín Netanyahu, Ben-Israel diseñó un plan nacional de ciberseguridad que incluía la creación de una Dirección Cibernética Nacional. Este organismo, en cooperación con el Shabak (servicio de seguridad interna) y otras entidades, no solo protege sino que fomenta la investigación, innovación y docencia en ciberseguridad dentro del sistema universitario.
Actualmente, Israel sufre alrededor de un millón de ciberataques diarios, desde los más simples hasta los más sofisticados. No obstante, ninguno ha logrado inutilizar sus redes críticas de agua o electricidad. Esto se debe a su política activa de ciberdefensa preventiva y a la alta inversión en tecnologías defensivas.
Según Ben-Israel, el 95% de los recursos del sector cibernético israelí están destinados a la defensa, mientras que solo el 5% se asigna a operaciones ofensivas, que además están legalmente restringidas a agencias como el ejército o el Mosad. Pese a ello, el imaginario público y mediático se enfoca casi siempre en las operaciones ofensivas, como las que involucran herramientas de espionaje como Pegasus.
Además, recalca el valor estratégico de los jóvenes expertos en ciberseguridad: una pequeña unidad de élite cibernética puede lograr, desde una computadora, lo que requeriría un operativo con decenas de soldados en territorio enemigo, sin exponerse ni dejar rastros físicos.
Al ser consultado sobre Pegasus, el software espía vendido por Israel y usado internacionalmente, Ben-Israel responde con una analogía polémica: así como no se prohíben los cuchillos pese a su uso letal, o los camiones pese a los accidentes, la venta de tecnología no debe criminalizarse por el uso que otros le dan. Sin embargo, aclara que cualquier empresa israelí que desee exportar herramientas ofensivas necesita un permiso gubernamental.
Uno de los puntos centrales de su visión de futuro es la influencia creciente de la Inteligencia Artificial (IA) en la ciberseguridad. Ben-Israel sostiene que a medida que la IA se integre más en la vida cotidiana, aumentarán tanto las vulnerabilidades como las oportunidades para los atacantes. La dependencia social de los sistemas automatizados será mayor, lo que incrementará la superficie de ataque disponible para cibercriminales y actores estatales.
Por eso, advierte, la ciberdefensa no es una moda, sino una necesidad estructural de cualquier sociedad moderna. Y será aún más crucial con la adopción masiva de tecnologías como la IA generativa, los asistentes virtuales y los sistemas de control industrial automatizado.
Tal y como se deja entrever en la nota, la ciberseguridad ya no es un campo reservado exclusivamente a los expertos en tecnología, sino que es una preocupación transversal que afecta a gobiernos, empresas y ciudadanos por igual. La forma en que Ben-Israel explica la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras y la facilidad con la que un atacante puede encontrar “una ventana abierta” debería hacernos pensar cuán frágil puede ser todo lo que damos por sentado —desde la electricidad hasta el acceso al agua o la información.
Por otro lado, es importante destacar como las ciberarmas pueden ser utilizadas para causar daño real y concreto. Un ataque silencioso desde una computadora puede tener efectos devastadores sin que nadie escuche una explosión. Y lo más inquietante es que muchas veces esos ataques ni siquiera se detectan a tiempo, como así también es importante recordar que no existe la seguridad completa, lo que obliga a que la ciberseguridad sea una disciplina proactiva en lugar de algo reactivo.
Sal Emergui,"Habla Isaac Ben-Israel, el gran padre de la ciberseguridad israelí: 'Las ciberguerras no son fáciles, un pequeño cambio neutraliza todo lo que has creado'.", publicado el 16 de junio de 2025 en https://www.elmundo.es/cronica/2025/06/16/684c5ae9e9cf4a11578b45aa.html